Los suelos de resina o suelos de epoxi aportan muchas ventajas frente a un suelo de base cementosa tradicional. Estos pavimentos se aplican sobre locales comerciales, parkings, naves industriales, etc.
El suelo de epoxi es un material bicomponente en el que se mezclan la resina con un endurecedor, generando una reacción química. El pavimento no se seca simplemente por evaporación o contacto con el aire (como pasa con el cemento, por ejemplo). Más bien, la catalización endurece el revestimiento y lo fija al soporte de hormigón. Es por ello, que tiene una elevada capacidad de adhesión.
Este tipo de pavimento es valorado porque incrementan las prestaciones mecánicas de la superficie. Soporta un elevado nivel de tráfico sin deteriorarse, como el que se puede producir en una nave industrial en la que trabaja maquinaria pesada.

El suelo de epoxi es uno de los revestimientos englobados en los “pavimentos continuos”, es decir, que no tiene juntas. Esto aporta un acabado estético de alto nivel y facilita la limpieza de la superficie.
Por estos motivos, los suelos de epoxi son un revestimiento muy apropiado para naves industriales, así como para otras superficies de trabajo.
Estas ventajas de los suelos de epoxi dependen de que la colocación sea realizada por parte de un instalador cualificado. A diferencia de otros pavimentos -que se colocan en entornos completamente contralados-, los resultados de los suelos de epoxi están sometidos al nivel ambiental de humedad, temperatura y otros factores. Por eso, si no se realiza por parte de un profesional, pueden acabar fallando. Le recomendamos que solo confíe en especialistas de experiencia demostrada, como los de Varmany.